5 de febrero de 2007

Locuras de amor

¿Quién no ha escuchado, realizado o recibido algún acto que pueda ser catalogado como locura de amor?
Personalmente, no recuerdo haber realizado ninguna, aunque a lo largo de mi vida si he recibido algunas.
Petalos de rosas que cubren dormitorios y camas de deseadas doncellas, serenatas de borrachos a media noche, avioncitos de papel que cayendo por cientos en un jardín... cada uno con un mensaje de amor, ramos y ramos de flores que llegan anónimamente, chocolates y peluches.
Distintas formas de amar, distintas formas de demostrar ese amor que algo tiene de adolescente, que algo tiene de adulto.
Muchas historias contadas, pero muchas más escuchadas. De todas ellas, las más eficaces, las más recordadas son aquellas que marcan diferencias, esas que no esperabas, actos casi heroícos, que algo tienen de medievales... Sin duda,quedarán grabados en la memoria aquellos momentos que nos recuerdan los cuentos de hadas tantas veces escuchados, que nos convierten en los protagonistas un cuento, que en la mente nos viste de largos vestidos pasteles y en el pelo, diademas de brillantes irreales.
Recuerdo con nitidez una historia en particular, de un quinceañero que por la calle vio pasar a una de las mujeres más hermosas que la vida me ha permitido conocer. Embobado la siguió cuadras enteras hasta saber en que lugar vivía tan primorosa princesa.Con tal información celosamente guardada en su cabeza, se devolvió a casa pensando la manera de conocerla y halagarla, para finalmente conquistarla.
Entre sonrisas enamoradas, años mas tarde me han contado que una tarde la muchacha regresaba a casa cuando notó algunos petalos esparcidos por su calle . A cada paso los petalos aumentaban formando un largo, colorido y aromático camino hasta la puerta de la casa en que vivía la princesa... y en la puerta, de pie, su principe la esperaba, sin caballo blanco, sin su celeste capa pero con más rosas entre las manos.
Sé de hombres enamorados que han dedicado, en plena calle, canciones de un cantante cajellero a su enamorada, de novios arrepentidos realizando proezas , de pretendientes jugandose las cartas en aventuras alocadas.
Sé de hombres que han declarado su amor ante el mundo, de hombres que han amado con locura.
He sido princesa de cuentos, heroína de historias medievales, saboreado kilos de chocolates,oído multiples medías, acunado cientos de peluches y regado decenas de flores, pero aún no he encontrado al principe enamorado, que en un abrazo me suba en su albo caballo para llevarme a destinos inciertos, entre rosas y espinas donde en un claro de bosque desnude además de mi cuerpo, mi corazón.

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