31 de enero de 2007

MIA

¿Qué es ser padre?¿que es ser madre? ¿que nos da el derecho a llamarnos así? siempre pensé que para ostentar el título era necesario ganarlo, a punta de noches en vela, de caricias, de besos, de viajes al doctor, de dolor al ver a tu hijo enfermo, de rabia contigo mismo al retarlo, pero más que nada de amor, de la intención real de hacerle la vida feliz a esa personita que es parte de ti, de tus genes, de tu cuerpo y de tu corazon.
Años creyendo , en el fondo de mi corazón, que mi hija es solo mía, sintiendo que soy la responsable de educarla, de enseñarla a ser feliz, de indicarle el camino, de transmitirle valores, de darle seguridad en sí misma, de entregarle las herramientas para que pueda ser ella, libre.
Y pienso en esa carita morena que en estos años he visto cambiar, en ese cuerpecito delgado que he observado crecer, en esa frente que he besado, siento, desde el comienzo de mi vida. Sonrio acordandome de los muchos momentos felices, de sus besito ricos, de sus particular forma de ser, de sus salidas , de ella... y la amo tanto que me duele el corazon pensando en ella, en que quisiera abrazarla en este instante, en que sueño con ser capaz de prevenir todo dolor, en que quisiera tener la clave d ela felicidad para entregarsela... y sufro por que no la tengo ni la tendré, porque como todos tendrá que aprender a golpes.
Su vida entera la he amado , la he cuidado y la he sentido mía... juntas hemos recorrido caminos hermosos y tambien complejos, hemos construido la más hermosa relación posible, somos amigas, hermanas, siamesas, almas gemelas, clones, angeles, demonios... madre e hija. Juntas creamos el vínculo perfecto, ese donde nos amamos por sobre todas las cosas, donde los errores se perdonan, donde nos besamos mucho, donde nos acariciamos, donde discutimos y luego corremos a abrazarnos ...
Solas, ella y yo, mi hija y yo. Somos dos, casi una. Siempre pensé que era MI HIJA, solo mía y hoy sé que no lo es.
Hoy me entero de que un hombre que no sería capaz de reconocerla si se sienta a su lado en el metro, que no sabe nada de ella, que no conoce su voz, ni la luz de sus ojos, ni el volumen de su risa, la suavidad de sus manos y la dulzura de su alma tiene derecho a dirigir nuestras vidas... a opinar sobre nuestros actos. Hoy nuestras alas están atadas y no podemos volar como nos gusta, las manos invisibles de un hombre inexistente nos sostienen y tiran de las suaves plumas que tanto cuidamos pensando en volar.
Pero a pesar de todo, a pesar de que muchos libros digan lo contrario. . mi hija y la forma en que nos amamos es solo mía.
MIA.

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