10 de septiembre de 2007

Unida estoy a tí, por este sentimiento que no acaba con las palabras que pueda decir, por esta conexión eterna entre tu alma y la mía, por este corazón siamés que impide que salgas de mi vida.

Recordé nuestra historia juntos, desde el día que en que te ví por primera vez, en aquella sala, en el único ramo que tuvimos juntos... un trabajo que nunca hicimos te trajo a mi vida y dispuesto a quererme siempre, te instalaste en ella.

Muchas cosas pasaron desde ese día, hermosas la mayoría, dolorosas unas cuantas. Sé que no olvidas, tu nunca olvidas nada, ni bueno ni malo y aún así, a pesar de mis errores y de mis arranques de ira,de mis paseos por otros labios y mis caricias en otras manos, sigues amandome como el primer día.

Admiro tu capacidad de amar, tu preocupación y la fuerza que pones en cada cosa que haces por mí. Corazoncito de niño, ignoras e intentas olvidar las veces que te hice llorar, las noches en vela y todas la veces que te he dicho que te dejé de amar.

A pesar de todo estás aquí intalado en mi vida, no como tu quieres, pero aún así esperas paciente el día en que cambie de opinión.

Mi niño, me bebé, mi vida no te amo como deseas, pero te amo de la forma más pura y transparente,de tantas formas que no imagino mi vida si tu no estás en ella. Aunque no estemos juntos, sin rencor sigues siendo el mejor compañero de ruta, interpretando el papel de protector, el mejor amigo, el mejor hombre que he conocido... te quiero tanto que me duele no amarte como necesitas. Y ni siquiera imaginas como puede doler un corazón que extraña tenerte en él, pero que a la vez se niega a hacerlo.

No sé en que momento cambiaron las cosas para mí, pero sé que fue hace mucho ya.Te quiero con el alma amiguito mío, aunque pretendas no serlo, aunque omitas información, aunque de una forma u otra te niegues a ser lo que somos hoy.

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