Acabo de darme cuenta de que yo, que muchas veces me jacté de no ser una mujer como todas, soy simplemente igual a todas las demás; que quiero, sueño y espero lo mismo que quieren, sueñan y esperan todas las mujeres del mundo, sin importar sus razas, credos, nacionalidades, profesiones, ni estilos.
Si, hoy acepto que deseo lo que todas, porque hoy me he dado cuenta de que mi vida entera la he dedicado a buscarte, si ,tal como lo ves, a buscarte entre la gente, entre mis historias tejidas a partir de cientos de historias propias y ajenas, entretejidas con ilusiones ocultas en lo mas profundo del corazón o robadas de corazones prestados, que alguna vez fueron mios, pero que en el camino se han perdido.
Hoy comprendí que te busco, azul como me prometieron en decenas de historias escritas por desconocidos conocidos por todas a través de sus historias. Azul, montado en blanco corcel, luchando con dragones y hechiceras, espada en mano y con el corazón latiendo tan fuerte como firmes pasos de gigantes de cuentos vecinos.
Te he buscado, aun te busco y no te encuentro, quizás el azul no es el mejor tono para mi... te busco entonces, en azulino, celeste, turqueza o agua marina... el color ya no importa, solo importa que seas tu, montado en lo que quieras, asi sea el blanco corcel o un skate rojo, en bicicleta, automovil o patines.
El único requisito es que sea tú, tú que serás capaz de devolverme la vida con un dulce beso posado en mis labios. Tú que con tus fuertes brazos anularás mis problemas, tú que en tus ojos guardas el ingrediente que falta en mi vida para ser feliz. Tú, que ya no serás perfecto, que no tendrás un blanco corcel, que no sabrás luchar con espadas, que no serás principe de un lejano reino... tú que vendrás caminando, tomarás mi mano y mirarás directo a mis ojos, desnudandome con tu sonrisa, liberando mis temores escondidos, aportando a esta historia que escribiremos los dos, la luz que falta para encontrar el sendero que habrá de llevarnos hacia el feliz final.